Reseña al paso: Star Trek Beyond

J.J. Abrahms entrega la posta a Justin Lin para continuar el reboot de la franquicia. Con esta tercera entrega, Lin apuesta por la acción y adrenalina; marca de fábrica que ya es conocida por su participación en la saga de Rápidos y Furiosos. No obstante, Star Trek: Beyond no logra estar bien cohesionada.

La película transcurre en el tercer año de expedición del Enterprise. El capitán, James T Kirk (Chris Pine), comienza a experimentar la monotonía y el aburrimiento de sus misiones pacíficas. Pero cuando una llamada de emergencia obligue a la tripulación entrar en acción, el equipo quedará varado en un planeta hostil y cada quien a su suerte.

El primer acto de la historia resulta algo pausado, pero didáctico. Nos permite conocer o, si ya se está familiarizado con la saga, recordar a los personajes y sus características; que dicho sea de paso, son elementales para engancharnos con estos: el liderazgo de Kirk, la búsqueda de la lógica y coherencia de Spock (Quinto), la apatía de Bones (Urban), etc. Sin embargo, esta introducción es lenta y el carisma de los personajes no se aprovecha lo suficiente para generar relaciones entre ellos como se ha venido haciendo en entregas anteriores.

Es en la introducción del segundo acto el que nos da una pizca de la capacidad de Lin para crear acción desenfrenada, tal como nos tuvo acostumbrados en su filmografía previa. Lo notable de Star Trek Beyond es su capacidad de generar tanta bulla en la pantalla pero mantener el público al tanto.

A partir del nudo de la historia, la narrativa cae en ciertas irregularidades. La película es dirigida por los personajes que se encuentran dispersos y perdidos. Mientras algunos promueven una agilidad en el ritmo, otros lo estancan. Y si bien la participación de todos es importante, no terminan convencer. La tripulación desarrolla bien los conflictos cuando están juntos; al separarse, unos pierden el interés. Sobre el villano Krall (Idris Elba), demora en entenderse lo que quiere y no se le da ni el tiempo ni el desarrollo suficiente para plantearse como antagonista. Es un personaje que no tiene el peso suficiente para concebirse como una amenaza.

Con respecto a los efectos especiales, no hay mucho qué decir. Aquello que te vende el tráiler lo cumple. Y ni qué decir de las escenas de acción que, además de estar bien planificadas como ya se mencionó en un inicio, aportan al desarrollo de conflictos. Pero el problema radica en que no hay la empatía con los personajes. Sí, tienen personalidades muy marcadas y nos agradan más no nos logramos vincular con estos completamente.

En resumen, Star Trek: Beyond es una película que respira un aire nuevo en la saga, tiene elementos de blockbusters y sabe como jugar con ellos; pero es esta “innovación” la que da una sensación extraña a esta entrega, como si no terminara de convencer por completo pero tampoco estuviera mal hecho.

Trailer: