Reseña al paso: Trilogía Before Sunrise/Sunset/Midnight

Antes de Boyhood, Richard Linklater ya había mostrado su fijación por la belleza en lo cotidiano y la evolución de las personas a lo largo de los años con su trilogía Before.

Before Sunrise:
Jesse, un estadounidense, y Céline, una francesa, se conocen casualmente en un tren. Después de sentir química entre ellos, Jesse la invita a pasar el día por Viena mientras hace hora para tomar un vuelo a casa.

Before Sunset:
9 años después del encuentro en Viena, Jesse, autor de un best-seller, se reencuentra con Céline en una librería en Paris. Acceden a pasar un tiempo juntos antes de que Jesse se suba al avión para volver a Estados Unidos.

Before Midnight:
9 años después del reencuentro en Paris, Jesse y Céline son una pareja casada con dos gemelas. Pasan las vacaciones en Grecia y dialogan sobre el estado de su relación actualmente; mencionando también las experiencias pasadas.

Linklater toma elementos de la nueva ola francesa y las aplica para narrar una historia de romance puro, sin inclinarse por la comedia o el melodrama, como se suele estar acostumbrado. Desde elementos formales como el uso de exteriores y la iluminación natural, hasta el hecho de prescindir de la búsqueda de un objetivo. La trilogía simula el registro de encuentros entre dos personas y deja que estas hablen y se dirijan por sus propios caminos. Es la naturalidad de las películas las que las convierten en algo especial. Innovador no será la palabra precisa para describirla, pero crear una película romántica bajo estos aspectos la convierte un tanto peculiar.

Esta esponteniedad en la narrativa está perfectamente trabajada. Si Quentin Tarantino maneja los tiempos muertos con diálogos coherentes, pues Linklater los supera por montón al convertir las historias en diálogos o discusiones que lo abarcan todo, que cambian y retoman los temas sin problema alguno, que saben cómo entrar al conflicto y salirse de estos tal cual como sucede en una conversación normal.

Julie Delpy e Ethan Hawke hacen un trabajo impecable, porque el paso de los años, no solo afectan sus apariencias físicas, sino también sus actitudes, sus visiones sobre el mundo, su madurez, todo. Esta cualidad de carácter documental, que se presenció posteriomente en Boyhood, se mantiene firme en las tres películas.

Ambos personajes son carismáticos a su manera, y no confundan carisma con humor sino con gracia y empatía. Si la trilogía se hace agradable es gracias a la relación orgánica entre ambos.

El paradigma de las tres películas guardan similitudes. Dos tercios de la historia es el encuentro y el desarrollo de la interacción entre ambos, solo para tener un tercer acto que explota; ya sea por el miedo a la separación, el rechazo de volver a la normalidad, o el choque contra la realidad. Dicha estructura se construye, a su vez, en la trilogía misma como una sola historia. Convirtiéndose en, casi, un carácter obligatorio ver las tres películas para percibir la experiencia completa.

En resumen, la trilogía Before debe quedar como un clásico del género romance, porque abarca el amor en su estado más puro, honesto, hermoso, exagerado y a su vez pegado a la realidad. Linklater nos cautiva con un relato que se transforma a lo largo de los años, que se registra casi como lo haría un documental, que sabe enganchar sin necesidad de exageraciones. La trilogía Before nos termina enamorando del amor.

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