‘The World’s End’ y un mensaje que se ha vuelto más contundente con el paso de los años

El director inglés Edgar Wright comenzó a amar el terror mucho antes de lanzar Last Night In Soho en 2021. Durante su juventud hizo varias películas amateur, y tuvo un episodio de Spaced muy inspirado en Resident Evil, pero es con Shaun Of The Dead donde todo quedó en evidencia.

La famosa Trilogía Cornetto, que incluye Shaun, Hot Fuzz y The Wold’s End, ha logrado tener muchos fanáticos, que por algún motivo suelen referirse a esta última como la más baja de las tres. Sin embargo, la película muestra la evolución del trabajo de Wright, y ya que está cumpliendo una década de existencia, es bueno revisarla.

Cabe resaltar que las películas de la Trilogía son creación de Wright y también de Simon Pegg. La forma de escribir de Pegg es un gran complemento para las ideas de su compañero, pero es su calidad de actuación la que hace que la Trilogía funcione. Tristemente, The World’s End fue su última colaboración.

La trama está basada en una idea original sobre un bar para adolescentes, que fue escrita por Wright a sus 21 años. El concepto de que hubieran extraterrestres detrás de todo, fue idea de Pegg. Buscando darle un final a la Trilogía, ambos llegaron a la conclusión de que la mejor forma de sentirse alienado al volver al barrio era que ocurra una invasión alienígena. El resto es historia.

En la película conocemos a Gary King, interpretado por Pegg, un alcohólico entrado en años que busca revivir sus años de gloria reuniendo a sus amigos de aquel entonces, un grupo cuenta con las geniales actuaciones de Nick Frost, Martin Freeman, Paddy Considine Eddie Marsan. Su intención es culminar una ruta que pasa por todos los bares de su pueblo natal, Newton Haven. Poco a poco, los amigos empiezan a notar que algo no anda bien con el lugar, y para cuando nos damos cuenta, estamos ante una de los mejores mezclas de géneros cinematográficos que se haya hecho.

Poner el argumento por escrito no le hace justicia, ya que la dirección y la edición de Wright son los factores que nos sumergen en la historia incluso antes de cualquier enfrentamiento. Aquí la ciencia ficción van más allá de un tema estético, ya que a través de ella se logra discutir temas puntuales como el cambio generacional, la nostalgia nociva y hasta la necesidad humana de seguir bromeando en situaciones de alto riesgo.

La experiencia es una carta de amor a la ciencia ficción clásica y al terror de todos los tipos, no solo remitiéndose a películas como Invasion of the Body Snatchers, sino también alcanzando la paranoia de The Thing y jugando con detalles tomados de The Omen. Sin duda, esta es una película para fanáticos hecha por fanáticos.

Un gran recurso fue hacer que los villanos tuvieran tinta azul en lugar de sangre roja, permitiendo que se den momentos sumamente violentos sin tener que preocuparse por algún tipo de censura, además de permitir burlarse de la “sangre azul” de la realeza. Y por si esto fuera poco, hay una marcada preferencia por los efectos prácticos sobre el CGI.

Lo que hace que esta película sea tan querida es el desarrollo de personajes, el cual es mucho más profundo que en cualquier otro trabajo de Wright. Si bien todos simpatizamos con Shaun y con el sargento Nick Angel, la interpretación de Pegg como Gary King es mucho más emotiva a pesar de que el personaje es un eterno adolescente que se rehúsa a crecer. Cuando finalmente podemos ver las consecuencias del estilo de vida de Gary, tenemos uno de los momentos más humanos que se haya podido lograr en una comedia.

Incluso con un final tan disparatado, nos quedamos con un mensaje importante. La humanidad no siempre va a tomar la decisión correcta, pero son esos errores los que nos hacen una especie única, y aprender a lidiar con nuestra incompetencia colectiva es un derecho universal. Es precisamente el tipo de reflexión que corresponde a tiempos posteriores a una pandemia.

Por todo esto, The World’s End es una película digna de verse. Tuvo una respuesta moderada en la taquilla y logró impresionar a la crítica en su momento. Sería injusto que no se le tome el respeto que merece por atreverse a hacer algo diferente. Si no se le aprecia por su locura apocalíptica, al menos se debe admitir que tiene un excelente soundtrack que podría ser de los mejores de su década.

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